Renuncio a la Inmortalidad

A New Beggining

Ayer me regresaron al Olimpo. Y en las mismas puertas, tal cual hizo Hércules (Disney), renuncie a ser inmortal de nuevo, no por una mujer pero por el amor en general.

                Porque desde muy chica, aunque muchas veces he querido borrar esa parte de mi por propia protección, he sido una romántica total, porque a pesar de cada dolor y decepción sigo creyendo ciegamente en el amor, porque sé que cada vez llegan cosas mejores o en el peor de los casos personas que te enseñan muchísimo, porque, aunque mientras más nos modernizamos y “avanza” el pensamiento dejamos de creer en estas cosas, creo aún en las almas gemelas, en la mujer de tu vida, en tu otra mitad y sé que tarde o temprano la voy a encontrar y tanto ahorita como entonces, todo lo que he y habré pasado, ha valido y valdrá la pena.

                Porque, a pesar de todo lo malo, me di cuenta que ser inmortal no es lo mejor. Quiero ser mortal toda mi vida, no una simple mortal pues eso depende de cada quien, pero si quiero ser mortal y correr el riesgo de desangrarme física o emocionalmente, porque amo no saber que viene y seguir esperando lo mejor, porque un corazón roto es lo peor pero es lo que te forja el carácter pero ¡ah! Qué bonito es cuando te lo quieren y consienten.

                Porque quiero volver a enamorarme, quiero conocer a una mujer interesante, una mujer casi perfecta, quiero seguir cocinando, quiero seguir arreglando mi cuarto cuando lleguen, quiero sentir mariposas y murciélagos cada vez que piense en ella, quiero mandar mil mensaje diarios aunque los odie, quiero encontrar a una mujer que me haga volver a pensar mi vida, quiero viajar con ella a todo el mundo, quiero amar tan fuerte que esté dispuesta a dejar mi ciudad por irme con ella, quiero una mujer que se atreva a pedir “mi mano” con mi mamá, una mujer que me trate como princesa, quiero una relación madura, quiero alguien que cuente conmigo y yo cuente con ella, que no le asuste el compromiso, que no huya.

                Quiero ser mortal porque cada día me enamoro más de la vida y me motiva el hecho de morir algún día pues hace que quiera y viva mi vida cada día justo de la manera que quiero vivirla, porque así me muera mañana o en 100 años quiero estar feliz con lo que hice y no arrepentirme de nada que hice y menos de lo que no hice.

                Hoy renuncio a la Inmortalidad por mi propia decisión y felicidad, por amor a la vida y a todo lo que ella implica.